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domingo, 27 de febrero de 2011

Comedor social

He visto esta mañana un reportaje en televisión.Trataba sobre un barrio marginal en algún país sudamericano. Hablaban a cerca de un comedor social, al que iban todo tipo de gente y niños. Los que llevaban el comedor, eran personas tan humildes como los que iban a comer allí. Me han impresionado las palabras de una mujer que decía tener 10 hijos y que todavía parecía joven, quizá tuviera mi edad. Era la bondad personificada, su cara ,a pesar de la vida que le ha tocado vivir,estaba en paz. Ha enseñado con orgullo su casa, ubicada sobre el comedor social, enseñaba las fotos de sus 10 hijos y a la vez contaba que ahora tiene 16 en total! Los últimos 6, les llama niños del corazón. El periodista le ha tenido que hacer dos
preguntas más, para que los telespectadores, comprendieran que no eran hijos suyos de sangre, que eran niños abandonados, que ella y su marido habían adoptado y a los que querían igual que si fueran sus propios hijos. Se entristecía al explicar que no pudo ofrecer a sus hijos un hogar mejor, comparado con la vida que
tienen ahora, sencilla y humilde. Explicó que una vez tuvieron que vender la TV, para poder darles de comer a sus hijos, cosa impensable en la sociedad del bienestar en la que vivimos. Se notaba que la casa se había ido haciendo recogiendo cosas de la calle, pero todo era muy digno. A ella se la veía orgullosa.
El reportero, les ha preguntado si algún político había pasado a verles buscando votos o si ellos pertenecían
a algún partido en concreto, a lo que el matrimonio contestó con mucha educación que sí, que habían venido varios políticos prometiéndoles cosas, pero que ellos preferían mantenerse al margen. En su voz no se notaba resentimiento o resquemor. Dijeron que lo que tenían, lo habían conseguido por ellos mismos. Las imágenes de la casa que mostraba el reportaje, estaban llenas de iconos religiosos, por lo que el periodista les preguntó si eran personas muy religiosas, cosa que ellos contestaron positivamente. Entonces el periodista les planteó una cuestión:... Uds son muy creyentes, pero la iglesia no les ha ayudado en nada. Con la misma dignidad que antes contestaron que ellos no creen en la iglesia, creen en Dios y en la Fe. Cada día que pasa, para ellos es un milagro de Dios, es un día más que tienen para poder seguir haciendo su trabajo,  repartir comida y cuidar de sus 16 hijos. La mujer dijo que ella le pide a Dios salud, para poder seguir haciendo lo que le gusta y que la hace feliz: ayudar a los demás.
Esta gente con la paz en sus rostros y con la bondad en sus corazones, son a pesar de su dura vida, felices.
Seguramente más felices de lo que llegaremos a ser nosotros nunca. Esta sociedad en la que vivimos, es auténtico veneno para nuestros corazones y nuestras almas. Insatisfechos y frustrados estamos todos, a pesar de tener absolutamente de todo. Pertenecemos a la generación a la que se les ha dado y permitido casi de todo. Nuestros padres o abuelos ( sin remontarse demasiado tiempo atrás ) tuvieron mucho menos que nosotros. Rápido se nos olvida que ellos han vivido guerras, hambre, dictaduras.... y de esto hace relativamente pocos años. Olvidamos a la velocidad que inventan un nuevo virus para nuestros ordenadores.
No hay que dejar que se olviden estas cosas. Me planteo si tenemos nosotros, hijos de la abundancia, toda la culpa........... Otro artículo requieren los niños del siglo XXI. Se les compra el tiempo de calidad que los padres no pasan con ellos, con juegos, ropa, zapatos, todo con tal de que no molesten a los padres reventados por tener que soportar estas jornadas de trabajo fuera y dentro de casa, horarios tan poco conciliadores con la familia. Pocos valores se les inculcan y demasiadas cosas se les permiten. Sin mencionar las nuevas modas y redes sociales que te permiten viajar al rededor del mundo desde el sofá de casa. Y mientras tanto en otros lugares del planeta, luchan por conseguir alimentos y una vida digna.
El ser humano sigue sorprendiéndome tanto positiva como negativamente.

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